domingo, 29 de julio de 2007

Poetas en la Red

LA VIDA ETERNA
I
Hervía la tierra debajo del jergón,
donde naciste.
Cuando aquello,
hubo para ti un trozo de sol semi-apagado
y algo +,
indescriptible.

II
En el transcurso,
junto a la calle se armó un boliche
y hacia la noche,
un ángel marchoso sobre tu palma
vertió migajas.
Llegó a decirse que ello era un presente;
por nada una dádiva
para poner a andar ruedas
en la aspérrima carreta de tu vientre.
He aquí la paz o la guerra,
por turno dormitando debajo de carpas
en el vasto campamento,
donde descansan pulgarcitos,
que no entienden.

III
Hervía la tierra,
por detrás del humo un encendido sol
y tu costado incandescente,
en una liliputiense pelea con la resurrección,
después que se te murió el alma por los 20.
¡Cómo llegar al talón y en ese punto que se
deshace,
calcinar la vida eterna para que vivas,
para que mueras,
según tu antojo!.

Xavier Duarte Artigas, poeta uruguayo

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